La ciudad de Granada ha sido a lo largo de los siglos un punto de encuentro de culturas, y entre sus barrios destacan especialmente el Albayzín y el Sacromonte. Ambos conservan una identidad única que refleja la historia y las tradiciones que han dado forma a la ciudad.
El Albayzín es considerado uno de los barrios más antiguos y con mayor valor histórico de Granada. Sus orígenes se remontan al periodo íbero y romano, aunque alcanzó su máximo esplendor durante la dominación musulmana, cuando se convirtió en el núcleo urbano principal de la ciudad. En 1994, fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO como parte del conjunto de la Alhambra y el Generalife.
Sus calles estrechas y laberínticas, junto con las casas conocidas como “cármenes” —viviendas tradicionales con jardines interiores y muros encalados— muestran cómo se organizaba la vida en este barrio hispanomusulmán. Recorrer sus plazas y callejuelas permite comprender mejor la evolución de la ciudad desde la Edad Media.
El Sacromonte, situado en la ladera del cerro Valparaíso, es famoso por sus casas-cueva excavadas en la tierra. Este barrio se consolidó a partir del siglo XVI con la llegada de comunidades gitanas, que hicieron de estas cuevas su forma de vivienda característica. Con el tiempo, el Sacromonte se convirtió en un símbolo de identidad cultural, vinculado especialmente al flamenco y a la zambra granadina.
Ambos barrios cuentan con miradores excepcionales, como los del Albayzín, que se abren hacia la Alhambra y ofrecen algunas de las vistas más reconocidas de la ciudad. Estos espacios no solo invitan a contemplar el paisaje urbano, sino que también conectan al visitante con la herencia histórica y cultural que hace de Granada un lugar único en el mundo.