En el corazón de los Alpes, Chamonix se encuentra al pie del majestuoso Mont Blanc, la montaña más alta de Europa, con sus 4.810 metros de altitud. Este legendario pueblo alpino, rodeado de paisajes glaciares impresionantes, ha cautivado a los amantes de la montaña y la naturaleza desde el siglo XVIII. A tan solo 90 minutos por el pintoresco valle del Arve, se llega a este destino emblemático donde se unen Francia, Suiza e Italia.
Por la mañana, comienza una experiencia inolvidable ascendiendo en el teleférico de la Aiguille du Midi, el más alto de Europa. A 3.842 metros sobre el nivel del mar, te esperan nieve eterna y vistas panorámicas incomparables. En los días despejados, incluso se puede ver el icónico Cervino, símbolo de Suiza. No te pierdas la atracción “Le Pas dans le Vide”, una impresionante caja de cristal suspendida que te hará sentir más de mil metros de vacío bajo tus pies.
Después, disfruta del almuerzo libremente en el encantador pueblo, ya sea probando una especialidad saboyana o contemplando los Alpes desde una terraza con vistas. El ambiente auténtico y alpino de Chamonix invita a relajarse y disfrutar de la belleza natural.
Por la tarde, continúa la aventura en el famoso tren cremallera de Montenvers, que asciende mil metros hasta el glaciar de la Mer de Glace. El recorrido atraviesa bosques, túneles y viaductos antes de ofrecer una vista espectacular del mayor glaciar de Francia. Entre montañas nevadas, naturaleza salvaje y paisajes únicos, Chamonix y el Mont Blanc prometen una experiencia alpina inolvidable.